22 de septiembre de 2012

Distancia: 10 km

Tres años después, SUNSET RUNNERS volvió a participar en la carrera popular de Pozo Cañada. En esta ocasión, la expedición la componían los hermanos Esther y José Carlos Mayor Sánchez, que estuvieron acompañados por el incombustible fan don José Mayor. La baja de última hora de Almudena Mayor hizo que un dorsal quedase vacante, ya que ningún Sunset Runner asumió la responsabilidad de ocupar su plaza.

La carrera resultaba especial para José Carlos, porque volvía a las mismas tierras manchegas que vieron su debut en SUNSET RUNNERS en 2009.

A diferencia de aquella edición, la zona de salida y meta se encontraban en una ubicación diferente. Los hermanos Mayor Sánchez llegaron con tiempo de sobra para recoger sus dorsales y calentar antes de iniciar la prueba.

Fue allí donde Esther se dio cuenta de que no sería su mejor carrera: en los primeros 500 metros de tranquilo calentamiento tenía las pulsaciones a 175 por minuto. José Carlos, por su parte, conservaba las buenas sensaciones de la semana anterior, lo que le animaba a comenzar con un ritmo vivo.

Así, Esther y José Carlos iniciaron la prueba bien colocados dentro del pelotón. Con más de 30 grados de temperatura, don José Mayor optó por situarse en la zona de sombra para disfrutar de la carrera.

José Carlos todavía recordaba las buenas sensaciones de la prueba anterior en Nonduermas; decidió salir a un ritmo alto, que se incrementó además por el frenesí de los participantes que luchaban por pasar primeros por la pancarta de 500 metros y ganar así una paletilla de jamón. Contagiado por el trepidante inicio, José Carlos rondaba los 4'15”/km para recordar entonces que, como rezaba la campaña de la DGT, las imprudencias se pagan.

A mediados del segundo kilómetro, José Carlos se vio obligado a aflojar su feroz ritmo y pronto fue adelantado por gran cantidad de corredores. A eso se unió la terrible rampa de 250 metros, única dificultad del trazado, pero que castigó duramente las piernas de los participantes. De este modo, al completar la primera de las dos vueltas de 5 kilómetros que componían la carrera, José Carlos ya iba bastante cansado: entre el rápido inicio y el fuerte calor, su ritmo se acercaba a los 5'00”/km.

Esther también acusó las altas temperaturas desde el principio. Ya desde los primeros metros, sus pulsaciones se estancaron en 185 por minuto, con una pesadez extrema en brazos y piernas. Esta sensación se mantuvo durante toda la prueba, volviendo incluso más molesta en la subida a la única cuesta del recorrido.

Al completar la primera vuelta, Esther se encontraba tan mal que incluso valoró la posibilidad de retirarse.

Los hermanos Mayor Sánchez continuaron sus particulares calvarios en la segunda vuelta. Ambos establecieron sendas luchas mentales, marcándose pequeños objetivos para no desconectar definitivamente de la carrera.

Al encontrarse por segunda vez con la temible rampa, el ritmo de José Carlos se marchó por encima de los 5'00”/km, mientras que Esther ralentizó sensiblemente su paso. A pesar del sufrimiento, los hermanos Mayor Sánchez exprimieron sus últimas fuerzas para alcanzar la meta.

Un pequeño arreon final permitió a José Carlos cerrar la prueba por debajo de los 49 minutos. Esther, por su parte, cruzó la meta orgullosa por no haber abandonado; a pesar de la falta de entrenamiento en las semanas previas, Esther resistió la tentación de rendirse y completó una de las carreras en las que más ha sufrido.

Al finalizar la prueba, la zona del corredor volvió a ser tan excepcional como en 2009: infinidad de bebidas acompañaban bandejas y barras llenas de embutido, fruta y demás productos de piqueo. Sin duda, la mejor manera de reponer fuerzas en una jornada mucho más dura de lo esperado para SUNSET RUNNERS.

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